domingo, 21 de enero de 2024

Nadie me quiere, todos me odian…

      


(Los seguidores de lo dark) se hacen los incomprendidos.

 

Déjeme que le enseñe un nuevo método para lograr ser aceptado por ese círculo social al que tanto desea pertenecer. Primero, repita conmigo: las cosas no me salen, nadie entiende mi arte, este mundo cruel estaría mejor sin mí. ¿Vamos bien? ¿Podría repetirlo una vez más, ahora un poco más fuerte? Perfecto.

Ahora vamos con el siguiente paso: ubíquese estratégicamente en algún lugar en donde se asegure un público conocido, no importa si grande o pequeño (una red social tipo Facebook es lo ideal), y relativamente fiel. Una vez allí, suba un par de fotos depresivas, cláveles el consabido “me gusta” (sí, a su propia foto), y adjunte una de las frases mencionadas más arriba. Encienda el cronómetro y cuente las reacciones (ignore las de los miembros del clan familiar) y los comentarios de apoyo. Tercer paso: tome un puñado de modestia, de esa que tiene guardada por ahí y que nunca se animó a usar, y embadurne con ella alguna de las respuestas que ya tiene ensayadas. Evite sonar forzado y deje de lado los clichés, más aún si quienes lo alientan son colegas que, probablemente, esperen que usted se comporte de la misma manera cuando a ellos les pinte el bajón y comiencen a utilizar este breve instructivo que aquí les dejo amablemente. Aclaración: no abuse de las citas de Cortázar, Benedetti, Galeano o Pizarnik. No es que esté mal, pero corre el riesgo de que alguien termine acusando a su catarsis de plagio, aunque sea inconsciente. Mejor prevenir que curar. Después cuénteme cómo le fue. Si esto funciona, tengo pensado escribir un libro de autoayuda y hacerme rico con él. Saludos.