…los
jóvenes se revelaron (sic) ante sus padres y demandaban recursos rockeros.
Al menos la tenían clara:
me rebelo, pero no tanto. Como aquella publicidad en donde el nene decidía irse
de casa, y a último momento le pedía a la madre que lo llevara, la rebelión
juvenil de los ’50 no incluía, al parecer, ni viáticos ni una mensualidad que
le permitiera a este joven llevar adelante los gastos propios de la manutención
de esta nueva libertad. Ahora bien, si al hablar de “recursos rockeros” quizás
usted piensa en conceptos tales como “la sensibilidad social, el valor de
protestar y luchar ante las distintas adversidades” y otras cosas similares,
lamento desilusionarlo. Una buena guitarra, muchos discos, algo de dinero para
vestirse bien y gastar en fiestas es más que suficiente. Después no diga que
los jóvenes son complicados. De paso, ¿me puede prestar el auto para esta
noche? Gracias.