lunes, 22 de enero de 2024

Ni muy muy, ni tan tan

       


Los jóvenes tienen cierta libertad sin muchas libertades.

 

La búsqueda del equilibrio es el desafío más difícil, como bien podemos apreciar en la frase que aquí nos convoca. Profunda y filosófica -de algún modo-, la juventud busca y quiere más. Más libertad, más diversión, más descanso, más oportunidades de recuperar ese examen desaprobado. Y así hasta el final. Aunque, como sostenía Freud -lo escuché por ahí-, esto de que el deseo jamás consiga ser satisfecho -por lo general cuando toma la posta un deseo nuevo- no le hace bien a nadie.

Los jóvenes estadounidenses de los ’50, allá por el comienzo del rock, tenían libertad, pero no tanta. No vaya a ser que se agarraran un empacho y que no le dejaran nada a los boomers, quienes ya venían asomando la cabeza -aún sin el flequillo Beatle- y haciendo berrinches del tipo “yo te voy a enseñar lo que es una revolucion juvenil”. Pero para eso faltaba un poquito. A no desesperar, que la libertad avanza, como dijo en la televisión un tipo con flequillo alla Beatle, pero ese es otro tema que no vamos a discutir acá. Mejor. Paz y amor. Y libertad.