Los padres
creen que el rock convierte a sus hijos en deviantes.
También conocidos como deviants, o desviantes, estos simpáticos monstruos surgidos en Marvel Comics parecen
ser la cabal prueba de que el rock ha estado entre nosotros desde el comienzo
de los tiempos. Irónicamente, también son la demostración de que el rock es
eterno (je), y que no morirá jamás. (*)
Más allá de esto, la discusión sobre el poder transformativo del rock ha conocido mejores épocas, llegando a generar todo tipo de enfrentamientos culturales que, al día de hoy, parecen estar reservados a sectores cultores del trap, el reggaetón y alguna que otra variante mutante del pop. En conclusión: pueden cambiar las causas, pero no los efectos. ¡¡Larga vida a esa música que nos agita y nos invita a sacudirnos las telarañas de la rutina; larga vida a los deviantes!! Ah, y al rock.
(*) Mejor dejemos esto
último para un debate futuro.