La separación de Ceru
Giran fue una gran decilusión, nos comentaba un antiguo fan rockero
mientras le hacía frente, en plan estoico, a una invación de lágrimas
que pronto lo sumía en llanto. El tiempo es un acesino, nos decía; no
puede ser que sigan desapareciendo los clácicos, como ya sucedió con Invicible
y con los mejores exponentes de la música cicodélica. Es que ahora es el
momento de la música cencilla, comentó un amigo en común mientras
intentaba, con escaso éxito, levantarle el ánimo. Es horrible esto, respondió
el viejo fan, indignado, dan ganas de agarrar una cierra eléctrica y
arrasar con todo. Los demás lo miramos con pena, le dimos una palmada en el
hombro y comenzamos a alejarnos en silencio, con nuestro andar cincronizado,
como siempre, rumbo a la iglecia más cercana, para llorar un rato mientras
pensábamos en el pasado y el presente del rock. Amén.
PD: Las cursivas son reales,
no me culpen.