(Música
funcional): que la música sea inconciente, es decir que se oya cero,
que no se
escuche y que no sea repetitiva.
No hay mucho para decir
aquí, ya que el aroma de la inconsciencia flota en el aire y la niebla resultante
nos impide oír (¿oyir?) lo que sucede a nuestro alrededor. Y así somos felices,
acunados por un silencio que minuto a minuto se vuelve más y más agradable. Que
no se oya nada, por favor, que así estamos bien.