(Función de
la música en el cine): como fondo blanco.
Ciertas películas
embriagan al público, nublan su mirada y hacen que el simple acto de caminar se
torne serpenteante y complicado. Otras películas dejan en uno una sensación que
bien puede asemejarse a la de una resaca de la que será difícil escapar. La
música en el cine nos regala, aparentemente, todo esto, y la graduación
alcohólica de la misma dependerá, probablemente, de la calificación del film en
cuestión (apta para todo público, para mayores de 13 años, 16, 18, etc.) Eso
sí, con reservas.