(Una de las funciones de
la música en el cine): para hacer tiempo.
Hagamos como que hacemos
algo, y el timbre sonará. La hora, referí, grita la barra desde la
tribuna mientras los jugadores se pasan la pelota y evitan toda acción que
ponga en riesgo el resultado que tanto costó conseguir. Pongamos algo de música
en esta escena para confundir al espectador y hacerle creer que aquí pasan cosas
interesantes. Inundemos los tiempos muertos de melodías extravagantes y de
acordes ampulosos, y todo nos sonreirá. ¿Falta mucho?