domingo, 21 de enero de 2024

Hackers

      


Los jóvenes querían desinstalar el capitalismo.

 

En estos casos, lo que hay que hacer es seguir las mismas reglas que el alguna vez bienquerido Bill Gates (o uno de sus empleados) diseñó para el nunca bienquerido sistema operativo Windows. Vamos paso a paso.

Primero deberemos acceder al panel de control. En una computadora es fácil de hallar (un par de clics bastan y sobran para llegar a él), pero en el mundo real los debates sobre su real ubicación son complejos y sólo dan lugar a discusiones y peleas. Por lo general, se acepta que su ubicación es próxima a los centros de poder (casa de gobierno, congreso, palacios municipales, despacho de ciertos gerentes, etc.). Así de fácil.

Una vez allí, habrá que conseguir un listado de todos los programas instalados, esperando que el dichoso capitalismo se encuentre entre ellos (no se preocupe, sabemos de antemano que está allí, tranquilo, cómodo y haciendo copias de seguridad de sí mismo cada tanto).

Finalmente, deberemos encontrar el link (puede ser un botón, un ícono, o algo similar) que nos indique la posibilidad de desinstalarlo. Por lo general, no nos sorprendería que, una vez aquí, sea necesario ejercer un cierto grado de violencia para lograr nuestro cometido. Del mismo modo, es también esperable que el sistema, al sentirse atacado, ponga en funcionamiento distintos métodos de defensa, incluyendo la posibilidad de sobornarnos y, posteriormente, comprar nuestra propia alma. El resultado es difícil de predecir, más aún conociendo las habilidades que el propio capitalismo tiene para mutar y mantenerse vivo ante los más diversos ataques. La historia del mundo. O casi.