El rock causaba los
movimientos de cadera.
Entre tantas cosas que
debemos agradecerle al rock, el hecho de poder usar las caderas como Dios manda
es una de las más importantes. Si bien las marchas nos enseñaron a caminar (también
colaboraron en ello los enanitos de Blancanieves y su Heigh-Ho), y “Jump”
-de Van Halen- nos enseñó a saltar, el rock de Elvis y sus amigos nos dio vía
libre para un desenfreno que se hizo esperar durante mucho tiempo. Más
importantes que los giros laterales producidos luego por el consabido twist,
el rock abrió mentes, destapó oídos y generó alguna que otra luxación debido a
sus enérgicos movimientos. Pero todo con una sonrisa. ¡Larga vida al rock!