lunes, 22 de enero de 2024

Como la mona

       


…pinturas como la Geoconda.

 

Mezcla de planeta con anaconda, o quizás una quimera extraña que combina a una dama renacentista con el orbe que representa a todo cuanto ha sido creado, la Geoconda nos observa a la distancia mientras sonríe enigmáticamente. Desde su propio rincón del Louvre, harta de los turistas y de las selfies en donde apenas es una nota al pie en un álbum de fotos que pronto será olvidado, la Geoconda se aburre. Extraña a Da Vinci, extraña la quietud de tiempos pasados, y llora por las noches esperando que alguna vez sus lágrimas borren los rastros de tanta historia que se acumula sobre sus hombros. Porque el peso del mundo es demasiado para la Geoconda. Vaya si lo sabe.