lunes, 1 de abril de 2024

Good vibrations

 


 …hacía vibrar un coso.


Un momento. No es lo que están pensando. O tal vez sí. Lo cierto es que este nivel de ambigüedad -la utilización del consabido “coso” al responder una pregunta de examen- no siempre termina dando buenos resultados. Como aquí, como en tantas otras ocasiones en donde la palabra que creíamos tener en la punta de la lengua se aleja de nosotros, dejándonos con esa sensación de vacío que difícilmente puede ser satisfecha con un sinónimo, o con una frase rebuscada que, al menos, se acerque a lo que se quiere explicar. Porque es en esos momentos, cuando todo falla -el vocabulario, la paráfrasis, la retórica… la sarasa, digámoslo bien-, que solo nos queda recurrir al último recurso: al lenguaje de la calle, al dialecto de nuestra infancia, a ese que nadie nos cuestiona, el que todos entienden o, comprensivos, fingen entender. Cosas -y cosos- de la vida, qué se le va a hacer.