Charly
García estuvo siempre, como Mirtha.
Desde la época de los
dinosaurios, a quienes también dedicó una canción, Charly acompaña nuestros
almuerzos -y nuestras cenas y demás momentos de la vida- contándonos de-qué-va-la-cosa. Con mucha más acidez
que la diva televisiva, lanza sus dardos punzantes mientras dibuja el críptico
perfil de una historia que no todos sabrán ver, pero que, eventualmente,
terminará por manifestarse en forma de un espejo que nos dirá quiénes somos en
realidad, y que nos contará mucho más que lo que queremos escuchar. Porque
Charly es, fue y será ese cronista que nos muestra aquello que nos rodea, más
allá de su propia fragilidad, su estabilidad o su locura. Es nuestra máquina
del tiempo musical, conectada al corazón y a la memoria. Es Charly.