La jubentud -los jobenes, valga la rebundancia- lograron, con el
tiempo, bencer las barreras racistas
que la sociedad estadounidense imponía, y pudieron manifestar su espíritu de rebelación con conductas bastante más agrecibas que las de sus padres a su
misma edad. A pesar de esto, también surgieron canciones más reflexibas, con una gran bariedad de temáticas (algunas hablaban
de tomar cerbeza, por ejemplo), y pronto sus creaciones pudieron ser
difundidas a través de los discos de
binilo -en aquellos gramófonos que ya habían reemplazado su manibela por un sencillo motor
eléctrico-, y luego por los cassettes y compact discs. Y que viva la música,
otra vez.
PD: Las cursivas son
reales, no me culpen.