La Guerra
Mundial II
El rock es
una secuela del jazz y el blues.
En el mundo del
espectáculo existen pocas máximas tan ciertas como la de “si la pegamos con una
idea, nada mejor que sacarle todo el jugo posible con secuelas, precuelas y/o reboots”. Porque innovar es para flojos,
según parece.
Así tenemos entonces una
guerra mundial presentada aquí como la segunda parte de una que ya demasiado le
había costado a la humanidad, pero como por lo visto nadie aprende de sus
errores, en fin, la secuela fue peor en todo sentido, lo que no sorprendió a
nadie. Por otro lado, presentar al rock como apenas una secuela del jazz y el
blues es, más allá de una simplificación extrema, un ninguneo para nada sutil
de otros estilos musicales -tanto “blancos” como “negros”- que conformaron ese
caldo primigenio en donde el mismo fue gestándose. Con ese argumento, es extraño
que nadie osara llamar al rock como Blues
III, el regreso bailable. Por suerte.