El sonido
del rock es más “turbio” (que el de los estilos que lo originaron).
(Las
canciones de los Redondos) tienen mensajes a veces turbios.
Paradójicamente, nuestros
alumnos tienen muy en claro esto de que el rock es un jugador experto en el
juego de sembrar la confusión y disfrazar los mensajes. Lo turbio aquí, quizás apenas
un modo de reflejar disconformidades e insatisfacciones, es visto como un rasgo
clave al momento de trazar las líneas que dividen lo “fácilmente digerible y
comercial” de aquello “profundo y sólo para entendidos”. Al mismo tiempo,
ciertos sectores han hecho uso y abuso de estos recursos (*), por lo que, en
ocasiones, se apuesta a lo incomprensible -o al exceso de códigos sólo
compartidos por sectores minoritarios- para mantenerse, a los ojos de los
demás, dentro del campo de lo “pensante y serio”. El inevitable riesgo será que,
en un momento dado, aquello que hoy es considerado turbio se encarrile dentro
del mainstream, lo que obligará a un
replanteo urgente de acciones y discursos, en una huida sin rumbo mientras
rezamos para que nadie nunca ose colgar en nuestro cuello el cartel de la
masividad y la complacencia.
(*) Cuando la
transgresión deviene en “pose” -al menos para cierta parte de los seguidores de
una banda, por ejemplo- los límites se desdibujan y los conflictos internos aumentan.