domingo, 21 de enero de 2024

Dolce far niente

 

(En los ´50s) se crea el ocio.

 

Más vale tarde que nunca. Lo lamento enormemente por las generaciones anteriores a la época arriba mencionada, que sólo iban -como decía el general- de casa al trabajo, y del trabajo a casa. Pero una vez en casa, hay que aclararlo, se seguía trabajando o, en su defecto, uno se limitaba a alimentarse y dormir. Y poco más. Hoy, por suerte, las cosas han cambiado. (*)

El creador del ocio, quien aún hoy permanece en el anonimato, merece un Nobel. O dos. Juntemos firmas, difundamos cadenas y prometamos recompensas, o directamente salgamos a buscarlo. Tiempo libre tenemos, claro está.

 

(*) El circuito de circulación actual -al menos para gran parte de la juventud- incluye, no necesariamente en este orden, los siguientes puntos de visita obligada: casa, trabajo, Instagram, previa, boliche, WhatsApp, Snapchat y Facebook (este último en franca decadencia).