Los
crooners eran músicos románticos y dignos.
Porque la dignidad es
todo en este mundo. Como el ser prolijo, peinarse bien y saludar con un “buenos
días” a quien se te cruce. Y si no te gusta la música que hago, al menos podrás
decir que soy un tipo digno. Pero, ¿suena bien? No importa, al menos no para
esta afirmación que busca rescatar del pozo de la discriminación a los pobres
crooners que siempre fueron señalados con el dedo por apuntar a un estilo
comercial –“complaciente”, según muchos-. Pero con la frente bien alta. Y
despejada. No como esos pelilargos del rock que vinieron después.