Popismo.
No existe un estilo
musical más feliz que el pop. Y es por eso que creemos que éste debería ser
elevado a la categoría de “ismo”, aunque realmente no contribuya con demasiados
rasgos innovadores dentro del mundo del arte musical. (*) El popismo, ahora, merece pelear un lugar
allá arriba, junto al clasicismo -Mozart lo aprobaría- y al romanticismo -me
permito dudar de la reacción de Beethoven-, aunque sea sólo por alegrarnos la
vida durante un par de días -y sus respectivas noches-, mientras nos cubre con
una capa de plástico colorido y nos promete que todo va estar bien. Aunque no funcione. No importa. Siempre habrá
tiempo para la llegada de una nueva invasión
pop que, vestida con ropas nuevas y cantando mensajes gastados, busque
convencernos de que la felicidad está a la vuelta de la esquina. Lástima que en
esta espiral de la vida las esquinas son un bien demasiado escaso.
(*)
Por lo general, se considera ismo a una
tendencia de vanguardia.