Los hippies
hacían huelgas para parar con las guerras.
Los hippies
estaban en contra del sindicato.
Las dos frases aquí
presentes explican por sí mismas el devenir no sólo de los conflictos bélicos
en general, sino también el porqué del infausto destino del movimiento hippie. Vamos
por partes.
Primeramente, debemos
reconocer que esto de “parar con las guerras” es, obviamente, un objetivo
loable y deseado. Ahora bien, que dicho objetivo pueda ser alcanzado mediante
la acción de “hacer huelgas” no deja de ser, a pesar de nuestra sorpresa o
desconfianza inicial, algo quizás viable y exitoso, pero nunca lo sabremos, y
todo por culpa de lo que la segunda frase nos revela.
En segundo lugar,
entonces, nos enfrentamos a una revelación que refleja, a mi entender, el
escaso conocimiento del hippismo acerca de cómo se maneja el mundo de los
trabajadores y de las agrupaciones que buscan defender sus derechos. Por eso,
es clara la falta de visión del movimiento hippie el intentar, por un lado,
lograr la paz mediante medidas de fuerza tales como las huelgas mientras que,
por otra parte, se enfrentan a un mundo poderoso e influyente como el sindical,
que siempre supo utilizar el derecho a huelga como un arma potente y decisiva
al momento de hacer valer su voz y reclamar por sus derechos. Todo esto nos
hace suponer que el hippismo, finalmente, se quedó sin el pan y sin la torta
por el simple hecho de haber elegido mal a sus enemigos. Porque no se muerde la
mano de quien bien puede alimentarnos (o al menos explicarnos cómo hay que
hacer las cosas). En fin, otra vez será.