Los (sic)
jazz, al tener más instrumentos que el blues, era más alegre.
Si hay algo con lo que el
capitalismo nos ha estado machacando día y noche, es esto: tener más (de lo que
sea) es mejor que tener menos. De ahí a la alegría hay apenas un paso. ¿Nadie
vio que la tristeza del blues se escondía en su propia frugalidad, en su obvia
escasez instrumental? (*) Viva el jazz, señores, viva la multitud.
¿Quiere pasar de la
melancolía a la calma? Pues agréguele dos instrumentos, siempre en ayunas.
¿Quiere desterrar nostalgias y cambiar lágrimas por sonrisas? Nada mejor que
una big band brindando sus buenas
dosis de swing cada ocho horas. Y así, ad
eternum. Y recuerde: más es mejor (**)
(*) Y, además, eso de
cantar en solitario es francamente depresivo.
(**) ¿Aún no está convencido
de las ventajas que, a nivel emocional, aporta lo grupal por sobre lo
individual? Compare a José Larralde con los Auténticos Decadentes. ¿Ve
cómo funciona?