Por
ejemplo, está Tan Biónica, que es algo así como un intento de rock fallido.
Los niños y los locos
dicen la verdad, reza el dicho popular. Y, humildemente, no somos quienes para
contradecir dichas afirmaciones. A veces, por cierto, las verdades duelen, y
deseamos esquivarlas (*) de un modo tan burdo que terminamos cayendo en las
redes de lo tragicómico. Como dijo un no-tan-sabio
profesor de música acerca del hecho de escuchar Tan Biónica: nunca lo hice… ni lo volveré a hacer.
(*) Quienes esperen
encontrar en esta frase una velada alusión a las desventuras automovilísticas
de “Chano” Charpentier quedarán defraudados; en esta página prevalece, ante
todo, la seriedad.