sábado, 20 de enero de 2024

Subterráneo lugar de rutinaria ideología

 

(Underground) Bandas que tocaban en lugares bajos.

 

Tengo un amigo que tocaba la guitarra en el subte, pero nunca me atreví a preguntarle si consideraba que lo que estaba haciendo formaba parte de la movida del under. ¿Tocar en los vagones del tren suburbano sería, entonces, “haberse vendido al sistema”? Buena pregunta. Y ni hablar de querer entonar alguna estrofa en los pasillos de un avión (*), intentando amenizar con música esos momentos tan llenos de claustrofobia e incomodidad. Quizás todo termine reduciéndose a analizar las diferencias sociales y artísticas en base a una simple medición de la distancia con respecto del suelo (**), mientras que las batallas tendrían lugar en los niveles intermedios, en donde quienes viven siendo eternamente el jamón del sandwich tendrán, una vez más, que barrer los platos rotos de una fiesta a la que nunca son formalmente invitados. Vaya novedad.

 

(*) Esos sí que son lugares altos.

(**) Leí dos libros que usan esta analogía para mostrar un futuro distópico en donde las clases sociales se distribuyen en un mega/ultra/super/rascacielos en donde habitan miles de personas. Las clases “altas”, a los pisos superiores. Las demás, desplazadas hacia abajo según su nivel de recursos. Estos son: Rascacielos, de J. G. Ballard, y El mundo interior, de Robert Silverberg. Muy recomendables ambos, no así película que se hizo hace poco en base al primero de ellos.